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Yama y Niyama: ética universal

YAMA: Desarrollo psico-físico

AHIMSA: No hacer daño a nadie con el pensamiento, la palabra o la acción.

SATYA: Acción de la mente , y el correcto uso de las palabras con el espíritu de bienestar hacia los demás.

ASTEYA: No tomar posesión o privar de ninguna manera física o mental a nadie, u omitir de lo que les corresponda.

BRAHMACARYA: Permanecer siempre junto a la Conciencia Cósmica y tratar toda la creación como Su manifestación. Brahma es Conciencia Cósmica. Carya: andar, moverse.

APARIGRAHA: Evitar ser indulgente en cosas que son superfluas para nuestra existencia física y mental. Ropa, alimentos, casa, educación y medicinas son las necesidades básicas.

NIYAMA: Desarrollo físico psíquico

SHAOCA: Pureza y limpieza física y mental tanto interna como externa.

SANTOSA: Contentamiento mental y mente equilibrada, acompañado de un esfuerzo sincero para evolucionar en la esfera física, mental y espiritual.

TAPAH: Servir a la humanidad sufriente sin tener en cuenta nuestros placeres. Enfrentar pena o sufrimiento para conseguir nuestros objetivos en la vida.

SVA´DHYA´YA: Estudiar las escrituras espirituales y filosofías con un entendimiento claro de sus enseñanzas. También significa Satsaunga, asociarse con gente espiritual y compartir ideas nobles y espirituales.

IISHVARA PRAN´IDHA´NA: Iishvara significa el controlador de todas las vibraciones físicas, mentales y espirituales de este universo. Para´nidha´na significa adoptar algo como refugio, aceptar a Iishvara, Dios, como la única meta de la vida y avanzar velozmente hacia su refugio, haciendo el esfuerzo, sadhana, de alcanzarle a través de todas nuestras acciones en todos los niveles. Para acelerar este proceso la meditación es un deber primordial. También seguir Yama y Niyama.

Basado en el libro Guía a la Conducta Humana de Shrii Shrii Anandamurti

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YOGA PARA TU TRANSFORMACIÓN

Tan importante es recalcar que el Yoga no tiene como objetivo ser una práctica adelgazante; como importante es decir que una de las consecuencias de una práctica constante de Hatha Yoga, tendrá casi inevitablemente, un reajuste de tu forma física. Además, como veremos más adelante, te permitirá indagar en ti mismo y ofrecerte herramientas que abarquen lo físico, lo orgánico, lo energético y lo mental.

La práctica de Vinyasa, (posturas articuladas a través de la respiración) activa el sistema cardíaco y respiratorio, lo que conlleva a un aumento del consumo de energía diario e incluso también aumento durante el reposo (metabolismo basal).

Es decir, gastarás más energía y tu cuerpo buscará equilibrar la ingesta/consumo energético. Recuerda, además, que en la realización de los vinyâsas debes mantenerte siempre atento a tu cuidado personal, a la escucha de tu cuerpo. Evita momentos de fatiga y los excesos de insulina en sangre que son los que, en la mayoría de los casos, dirigen hormonalmente al cuerpo a “devorar” alimentos inmediatamente terminada la práctica.

La transformación del cuerpo, debe venir acompañada de un cambio de hábitos y de percepción del día a día. Este acompañamiento debe ser guiado por la escucha consciente y presente en cada instante. Estar en el interior de tu ser como testigo de lo que ocurre dentro y fuera de ti.

Mejoras en la circulación sanguínea, en la calidad del sueño, en tu capacidad de desechar del cuerpo lo que tu cuerpo no necesite, y la respiración consciente son también parte de la transformación corporal.

El proceso de eliminación de todo aquello que el cuerpo no necesite es primordial, ya que durante los períodos de adelgazamiento se generan un mayor número de toxinas que implican un exceso muy importante con respecto a las que producimos habitualmente.

Vinyasas como “Surya Namaskar” (Saludos al sol) en sus diversas corrientes, linajes y modalidades, “Chandra Namaskar” (saludos a la luna) y un sinfín de propuestas son prácticas que pueden ayudar a la evolución de la condición física.

Estas prácticas dependen de la creatividad del profesor, de tu frecuencia y comprensión en la escucha de tu propio ser. En nuestra Escuela tenemos clases de Vinyasa Flow en donde el trabajo se enfoca hacia este tipo de práctica.

Para fortalecer la musculatura corporal también es recomendable la práctica de âsanas sin movimiento, porque toda pérdida de peso suele relacionarse con un descenso de masa muscular.

La estimulación de las funciones digestivas, hepáticas y excretoras como Ardha Matsyendrâsana, Paschimottanâsana y su familia de flexiones sentadas, Sethu Bandhâsana pasivo con soportes (Yoga Restaurativo) y otras torsiones son sugerencias que practicadas constantemente y bajo una buena tutela pueden ser un gran apoyo para que tu cuerpo se mantenga en equilibrio.

Recuerda que, en muchos casos de sobrepeso, el estrés tiene una gran influencia repercutiendo negativamente en todos los sistemas, especialmente el digestivo y el endocrino.

La práctica de Yoga representa un cambio suave y profundo, como suelen ser todos los cambios duraderos en los que la paciencia y la alegría forman parte también de cualquier proceso evolutivo.

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Meridianos y nadis

Según la cultura china, los meridianos son los canales energéticos que recorren el cuerpo y conducen la energía vital. Cada uno está relacionado con un órgano y con una función y a la vez están relacionados con el principio chino del yin y el yan. Es el principio de la acupuntura, el do-in y el shiatsu.

Los Nadis son tres: Susuma, Ida y Píngala. Ida y Píngala captan el prana directamente del aire, por la respiración y en la expiración, eliminan toxinas. 

Ida conduce la energía lunar (tranquilizadora). Este canal comienza en el lado izquierdo del chakra básico o raíz y termina en la parte superior de la narina izquierda. 

Píngala es conductor de la energía solar (estimulante); comienza en el lado derecho del chakra básico y termina en la parte superior de la narina derecha. Sushuma, es el canal central por medio del cual se procesa la subida y la bajada de energía. 

Todos los chakras tienen sus raíces en este canal, que va del chakra coronario al chakra raíz.

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¿Por qué el yoga te cambia la vida?

El yoga es una realidad biológica que despierta conciencias. En Occidente, la creencia de que la práctica rutinaria del yoga ayuda a comandar la mente y, por tanto, favorecer el control de la propia vida, aglutina un cierto consenso. Y también son cada vez más los profesionales que prescriben la práctica del yoga para determinados casos de depresión o trastorno mental

El yoga es una herramienta milenaria y biológica íntimamente vinculada a la conciencia. Algunas voces aseguran que el yoga tiene entre 3.500 y 10.000 años, y se especula que llegó a occidente coincidiendo con grupos de personas que huían de las ciudades y las máquinas para refugiarse en la pureza de los bosques, la montaña y el mar. El hinduismo, por el contrario, defiende que el yoga no tiene edad porque siempre ha existido. Dicen que es la ciencia del alma, que el alma es una sola para el conjunto de la humanidad y que por eso, cuando despertamos el yoga que llevamos dentro, también despertamos la conciencia. Pero, ¿qué quiere decir que el yoga despierta la conciencia? Y, como podemos afirmar que el yoga es una realidad biológica?

Desde hace algún tiempo la medicina occidental va aceptando la evidencia y empieza a asumir el peso ancestral de la medicina oriental. El caso más claro, aparte de pequeñas concesiones a la medicina tradicional china o al ayurveda, es el yoga. Por ejemplo, la creencia de que la práctica rutinaria del yoga ayuda a comandar la mente y, por tanto, favorecer el control de la propia vida, aglutina un cierto consenso. Y también son cada vez más los profesionales que prescriben la práctica del yoga para determinados casos de depresión o trastorno mental.

El yoga crea espacio en la estructura muscular y ósea y transforma la rigidez, derivado de la tensión acumulada, en bienestar. Y también crea espacio en la mente para combatir el colapso en cuando nos somete el pensamiento atroz, imparable y, muchas veces, cíclico y destructivo.

La práctica del yoga converge en un único fin; crear espacio: una acción muy presente en nuestra cotidianidad. Cuando estamos en estados prolongados de angustia o de estrés, cuando estamos en medio de una aglomeración o cuando sentimos la presión del trabajo, necesitamos espacio. Y también lo necesitamos cuando nos influyen las estridencias o las relaciones tóxicas. Ante estas coyunturas que nos generan tensión, la respuesta natural que tomamos como personas es la acción de alejarnos. Y mientras desde el mundo externo creamos espacio a partir de la propia acción del alejamiento físico, una buena manera de alejarnos desde el mundo interior es a través del yoga.

El yoga crea espacio en la estructura muscular y ósea y transforma la rigidez, derivado de la tensión acumulada, en bienestar. Y también crea espacio en la mente para combatir el colapso en cuando nos somete el pensamiento atroz, imparable y, muchas veces, cíclico y destructivo.

Surinder Singh (Rishikesh, India), probablemente el máster de yoga más destacado del momento, utiliza una alegoría que pone luz sobre esta idea. Dice Surinder que las personas somos como el suelo que envuelve una semilla. Si el suelo es una masa apretada, tiesa, el agua se escurre por los bordes y no riega la semilla. Por el contrario, a través de un suelo compacto pero no apretado, el agua escurre y riega la semilla que acabará aportando el fruto. Si proyectamos esta alegoría a nuestro día a día, el suelo representa el cuerpo y la mente, la semilla representa la razón de la existencia – el Dharma –, y el agua representa el prana, la energía. Y no porque tenga connotaciones metafísicas, al contrario; energía significa moléculas, energía electroquímica, electromagnética, neurotransmisores, que a su tiempo significa sangre, linfa… Y los canales por donde fluye esta energía son los vasos sanguíneos, los linfáticos, los meridianos – propios de la medicina tradicional china –, etc.

Sucede que el estilo de vida occidental deposita una atención extraordinaria a la higiene exterior, pero en cambio tiene poco en cuenta la interior y, consecuentemente, los canales energéticos son objeto de una dejadez preocupante. Factores como la contaminación, la alimentación y los comportamientos que favorecen el estrés tienen una incidencia directa, y unos canales energéticos dañados provocan que el prana fluya como si avanzara por caminos de maleza y zarzas. Contribuir a la limpieza y el mantenimiento de los canales energéticos es fundamental para una vida plena, alegre y optimista, y el yoga contribuye de forma definitiva, porque con los estiramientos y el movimiento creamos espacio al cuerpo, y mediante la conexión con la quietud el creamos en la mente.

Creamos el espacio por donde fluye el prana que riega la razón de nuestra existencia, el prana que llega a todos los rincones del cuerpo, regularmente, a través de cada respiración. Respiraciones conscientes, cada vez menos frecuentes, cada vez más profundas. De esta manera disminuimos la presión sanguínea y, de paso, bloqueamos los mensajeros que transmiten el estrés y la angustia. Y automáticamente, por un principio de proporcionalidad, activamos los mensajeros sobre los que el cerebro no tiene ningún dominio: los que actúan sobre el latido del corazón, los pulmones o la secreción de las glándulas que, en positivo, nos dotan de fortaleza física y mental. La fortaleza que, al mismo tiempo, nos aporta confianza en nosotros mismos. La confianza que contribuye a la creatividad necesaria para encarar, con determinación, los retos de la vida.